¿Por qué es importante el sueño?
Dormir lo suficiente y con calidad es esencial para la salud. El cerebro se mantiene activo durante el sueño y varias actividades que ocurren mientras dormimos ayudan a mantener un buen estado de salud. Prácticamente todos los sistemas corporales se ven afectados por el sueño. Si este es inadecuado y se convierte en un problema duradero, predispone a la persona a padecer determinadas enfermedades y a un empeoramiento generalizado de su salud.
Dormir las horas adecuadas según la franja de edad
La Sociedad Española de Sueño recomienda las siguientes horas de sueño al día (enlace a la fuente):
- Recién nacidos (0-3 meses): 14-17 horas.
- Lactantes (4-11 meses): 12-15 horas.
- Niños pequeños (1-2 años): 11-14 horas.
- Preescolares (3-5 años): 10-13 horas.
- Escolares (6-13 años): 9-11 horas.
- Adolescentes (14-17 años): 8-10 horas.
- Adultos (18-64 años): 7-9 horas.
- Personas mayores (≥ 65 años): 7-8 horas.
Tener una hora regular para ir a dormir y para despertar
Permite establecer patrones que permiten mejorar la calidad del sueño.
Hacer ejercicio con regularidad, pero no justo antes de acostarse
Practicar ejercicio antes de acostarte, hace que cueste más dormirse.
Evitar la cafeína 4-6 horas antes de acostarse
Para un sueño reparador evita el café, té, determinados refrescos o chocolate antes de acostarte ya que la cafeína tiene un efecto estimulante que afecta a nuestro reloj biológico interno.
Mantener unas condiciones ambientales adecuadas en la habitación
Mantener unas condiciones ambientales óptimas determinan la idoneidad de la habitación sin que suponga un menoscabo para tu salud. Por ello debes cuidar, en la medida de lo posible, la iluminación, el ruido, la calidad del aire, la temperatura y la humedad, entre otras.
Evitar dormir la siesta más de 20-30 minutos tras la comida
Dormir más de ese tiempo puede cambiar tus horarios de sueño.
Evitar las cenas tardías y copiosas, y los alimentos picantes o azucarados
Este tipo de alimentos producen dificultad para el sueño.
Mantener unos hábitos regulares previos a dormir
Ducha, lectura, etc.
Evitar el consumo de alcohol, y muy especialmente, antes de acostarse
El consumo de alcohol altera las capacidades cognitivas.
Evitar fumar, y muy especialmente, antes de acostarse
Fumar excita el organismo.
Reservar la cama para dormir o para momentos íntimos, pero no para trabajar o para el uso de pantallas
TV, móvil y tablet.